Cáncer


Alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se deben al consumo de tabaco, a un elevado índice de masa corporal, al consumo de alcohol, a una baja ingesta de frutas y verduras y a la falta de actividad física.
Las infecciones oncogénicas, entre ellas las causadas por virus de las hepatitis o por papilomavirus humanos, ocasionan el 30% de los casos de cáncer en los países de ingresos medios y bajos (3).
«Cáncer» es un término genérico que designa un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del organismo; también se habla de «tumores malignos» o «neoplasias malignas». Una característica definitoria del cáncer es la multiplicación rápida de células anormales que se extienden más allá de sus límites habituales y pueden invadir partes adyacentes del cuerpo o propagarse a otros órganos, un proceso que se denomina «metástasis». Las metástasis son la principal causa de muerte por cáncer.

La magnitud del problema
El cáncer es una de las causas principales de muerte en todo el mundo: casi 10 millones de fallecimientos en 2020.(1) Ese año, los más comunes (en términos de nuevos casos de cáncer) fueron:

de mama (2,26 millones de casos);
pulmonar (2,21 millones de defunciones)
colorrectal (1,93 millones de casos);
de próstata (1,41 millones de casos);
de piel (no melanoma) (1,20 millones de casos); y
gástrico (1,09 millones de casos)
Los tipos de cáncer que causaron un mayor número de fallecimientos en 2020 fueron los siguientes:

pulmonar (1,8 millones de defunciones)
colorrectal (935 000 muertes);
hepático (830 000 defunciones);
gástrico (769 000 defunciones) y
de mama (685 000 defunciones)
 

¿Cuáles son las causas del cáncer?
El cáncer se produce por la transformación de células normales en células tumorales en un proceso en varias etapas que suele consistir en la progresión de una lesión precancerosa a un tumor maligno. Esas alteraciones son el resultado de la interacción entre factores genéticos del paciente y tres categorías de agentes externos, a saber:

carcinógenos físicos, como las radiaciones ultravioletas e ionizantes;
carcinógenos químicos, como el amianto, los componentes del humo de tabaco, las aflatoxinas (contaminantes de los alimentos) y el arsénico (contaminante del agua de bebida), y
carcinógenos biológicos, como determinados virus, bacterias y parásitos. La OMS mantiene una clasificación de los agentes cancerígenos a través de un órgano especializado, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC).
La incidencia de esta enfermedad aumenta muchísimo con la edad, muy probablemente porque se van acumulando factores de riesgo de determinados tipos de cáncer. La acumulación general de factores de riesgo se combina con la pérdida de eficacia de los mecanismos de reparación celular que suele ocurrir con la edad.

Factores de riesgo de cáncer
El consumo de tabaco, el consumo de alcohol, una dieta poco saludable, la inactividad física y la contaminación del aire son factores de riesgo de cáncer (y de otras enfermedades no transmisibles). 

Algunas infecciones crónicas también son factores de riesgo de cáncer; esto es especialmente problemático en los países de ingresos bajos y medianos. En el mundo, cerca del 13% de los casos de cáncer diagnosticados en 2018 se atribuyeron a infecciones, especialmente las causadas por la Helicobacter pylori, los papilomavirus humanos, los virus de la hepatitis B y de la hepatitis C y el virus de Epstein-Barr.(3)

Los virus de la hepatitis B y de la hepatitis C y algunos tipos de papilomavirus humanos aumentan el riesgo de contraer cáncer de hígado y cáncer de cuello uterino, respectivamente. Asimismo, la infección por el VIH aumenta considerablemente el riesgo de contraer determinados tipos de cáncer, como el cervicouterino.

¿Cómo se puede reducir la carga de morbilidad por cáncer?
Entre el 30% y el 50% de los cánceres se pueden evitar. Para ello es necesario reducir los factores de riesgo y aplicar estrategias preventivas de base científica. La prevención abarca también la detección precoz de la enfermedad y el tratamiento y cuidado adecuados de los pacientes. Si se detectan a tiempo y se tratan adecuadamente, las posibilidades de recuperación para muchos tipos de cáncer son excelentes.

Prevenir el cáncer
El riesgo de cáncer puede reducirse:

evitando consumir tabaco;
manteniendo un peso corporal saludable;
comiendo una dieta saludable en la que se incluyan frutas y verduras;
realizando actividad física de forma regular;
evitando el consumo nocivo del alcohol.
vacunándose contra el VPH y la hepatitis B en caso de pertenecer a un grupo para el que se recomienda la vacunación;
evitando la radiación ultravioleta (que resulta principalmente de la exposición al sol);
reduciendo (en la medida de lo posible) la exposición a la radiaciones ionizantes (por motivos profesionales o durante la realización de pruebas de diagnóstico por la imagen).
reduciendo la exposición a la contaminación del aire exterior e interior, incluida la exposición al radón (un gas radiactivo que se produce al desintegrase de forma natural el uranio). La exposición al radón puede producirse en hogares y edificios).
Detección temprana
La mortalidad por cáncer se puede reducir si los casos se detectan y se tratan a tiempo. Las actividades de detección temprana tienen dos componentes:

El diagnóstico temprano
Si el cáncer se diagnostica de forma temprana, es más probable que el tratamiento sea eficaz. La probabilidad de supervivencia aumenta, la morbilidad se reduce y el tratamiento es más barato. Realizar un diagnóstico precoz y evitar retrasos mejora notablemente la vida de los pacientes.

El diagnóstico precoz consta de tres componentes:

conocer los síntomas de diferentes formas de cáncer y ser consciente de la importancia de buscar asesoramiento médico si hay motivos de preocupación;
acceder a servicios de diagnóstico y evaluación clínica, y
realizar una derivación oportuna del paciente a servicios de tratamiento.
El diagnóstico temprano de los cánceres sintomáticos es útil en todas las situaciones para la mayoría de tipos de cáncer. Los programas oncológicos deben diseñarse para reducir los retrasos y los obstáculos que dificultan el acceso a los servicios de diagnóstico, tratamiento y cuidados.

Cribado
El cribado tiene como objetivo seleccionar a las personas que puedan tener un cáncer o una lesión precancerosa en concreto a partir de resultados que indiquen esa condición, antes de que se desarrollen los síntomas. Cuando se encuentran anomalías durante el cribado, deberán realizarse más pruebas para establecer (o no) un diagnóstico y derivar al paciente a tratamiento, si fuera necesario. Los programas de cribado son eficaces para algunos tipos de cáncer, pero no para todos, y en general son mucho más complejos y requieren muchos más recursos que el diagnóstico precoz, ya que necesitan equipos especiales y personal específico.

Para los programas de cribado se selecciona a los pacientes en función del riesgo y la edad con miras a evitar la realización de excesivos estudios que conduzcan a falsos positivos. Ejemplos de métodos de cribado son:

la prueba del VPH para el cáncer de cuello uterino;
la citología vaginal para el cáncer de cuello uterino;
la inspección visual con ácido acético para detectar el cáncer cervicouterino, y
la mamografía para el cribado del cáncer de mama en entornos con sistemas de salud robustos o relativamente robustos.
Se requiere el aseguramiento de la calidad en los programas de cribado y el diagnóstico precoz.

Tratamiento
Un diagnóstico correcto de cáncer es esencial para un tratamiento adecuado y eficaz, ya que cada cáncer requiere un tratamiento concreto. Por lo general, el tratamiento consiste en radioterapia, quimioterapia y/o cirugía. Definir los objetivos del tratamiento es un primer paso importante. El objetivo principal es generalmente curar el cáncer o prolongar la vida de forma considerable. Mejorar la calidad de vida del paciente también es un objetivo importante. Esto se puede lograr apoyando el bienestar físico, psicosocial y espiritual del paciente y mediante cuidados paliativos en las etapas terminales. 

Algunos de los cánceres más frecuentes, como el de mama, el cervicouterino, el bucal o el colorrectal, tienen tasas de curación elevadas cuando se detectan pronto y se tratan de acuerdo con prácticas correctas.

Otros, como el seminoma y diferentes tipos de leucemias y linfomas en niños, también tienen altas tasas de curación si se proporciona un tratamiento adecuado, incluso cuando las células cancerosas están presentes en otras áreas del cuerpo.

Cuidados paliativos
La finalidad de los cuidados paliativos no es curar el cáncer, sino aliviar los síntomas que causa y mejorar la calidad de vida de los pacientes y de sus familias. Los cuidados paliativos pueden ayudar a las personas a vivir más cómodamente. Son particularmente necesarios en lugares con una alta proporción de pacientes en etapas avanzadas de la enfermedad y con pocas posibilidades de curación.

El alivio de los problemas físicos, psicosociales y espirituales que se obtiene gracias a los cuidados paliativos es posible en más del 90% de los pacientes que se encuentran en una de esas etapas.

Las estrategias eficaces de salud pública que abarcan la atención fuera de los establecimientos de salud y en el propio hogar son esenciales para ofrecer servicios de cuidados paliativos y de alivio del dolor que puedan ayudar a los enfermos y a sus familias.

Se recomienda encarecidamente mejorar el acceso al tratamiento con morfina por vía oral para el tratamiento del dolor moderado a intenso causado por el cáncer, que aqueja a más del 80% de los enfermos oncológicos en fase terminal.

Respuesta de la OMS
En 2017, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó la resolución WHA70.12 sobre Prevención y control del cáncer en el contexto de un enfoque integrado, en la que se insta a los Estados Miembros y a la OMS a que aceleren las medidas para alcanzar las metas detalladas en el Plan de Acción Mundial para la prevención y el control de las ENT 2013-2020 y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible en relación con la reducción de la mortalidad prematura por cáncer.

La OMS y el CIIC colaboran con otras organizaciones y asociados de las Naciones Unidas para:

aumentar el compromiso político por la prevención y el tratamiento del cáncer;
coordinar y llevar a cabo investigaciones sobre las causas del cáncer y los mecanismos de la carcinogenia en el ser humano;
hacer un seguimiento de la carga de cáncer (como parte de la labor de la Iniciativa mundial para la elaboración de registros oncológicos);
establecer cuáles son las «inversiones óptimas» y otras estrategias prioritarias y costoefectivas de prevención y control del cáncer;
elaborar normas e instrumentos para orientar la planificación y ejecución de las intervenciones de prevención, diagnóstico precoz, cribado, tratamiento y cuidados paliativos y de seguimiento, tanto para cánceres en adultos como en niños;
reforzar los sistemas de salud en los ámbitos nacional y local para que se mejore el acceso a los tratamientos antineoplásicos;
establecer la agenda de prevención y control del cáncer en el informe de la OMS sobre el cáncer de 2020;
asumir el liderazgo y proporcionar asistencia técnica para ayudar a los gobiernos y sus asociados a crear y mantener programas de control de gran calidad del cáncer cervicouterino como parte de la estrategia mundial para acelerar la eliminación del cáncer del cuello uterino;
mejorar el control del cáncer de mama y reducir las muertes evitables producidas por este centrándose en la promoción de la salud, el diagnóstico oportuno y el acceso a la atención con miras a acelerar una aplicación coordinada a través de la Iniciativa mundial de la OMS contra el cáncer de mama;
respaldar a los gobiernos a mejorar la supervivencia en el cáncer infantil mediante el apoyo dirigido a los países, las redes regionales y la acción mundial como parte de la iniciativa mundial de la OMS sobre cáncer infantil, utilizando el marco CureAll, y
prestar asistencia técnica para la transferencia rápida y eficaz de las mejores prácticas a los países en desarrollo.