El cáncer infantil

Se calcula que cada año padecen cáncer unos 400 000 niños y adolescentes de entre 0 y 19 años. [1, 2]
Los tipos de cáncer infantil más comunes son las leucemias, los cánceres cerebrales, los linfomas y tumores sólidos como el neuroblastoma y los tumores de Wilms. [1,2]
En los países de ingresos altos, donde en general hay acceso a servicios de atención integral, más del 80% de los niños afectados de cáncer se curan, pero en los países de ingresos bajos o medianos se curan menos del 30%. [2,3]
Por lo general, el cáncer infantil no se puede prevenir ni detectar por cribado.
La mayoría de los cánceres infantiles se pueden curar con medicamentos genéricos u otros tipos de tratamiento, como cirugía y radioterapia. Estos tratamientos pueden ser eficaces en relación con el costo en todos los lugares, con independencia del nivel de ingresos. [2]
En los países de ingresos bajos o medianos, las defunciones evitables por cáncer infantil obedecen a la falta de diagnóstico, a diagnósticos incorrectos o tardíos, a las dificultades para acceder a la atención sanitaria, al abandono del tratamiento, a problemas de toxicidad o a recidivas. [2,3]
Solo un 29% de los países de ingresos bajos declara que su población tiene generalmente a su disposición medicamentos contra el cáncer, frente a un 96% de los países de ingresos altos. [4]
Para impulsar la continua mejora de la calidad de la atención y fundamentar la adopción de decisiones sobre políticas, es indispensable contar con sistemas de datos sobre el cáncer infantil.
La magnitud del problema
El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en la niñez y la adolescencia. La probabilidad de que un niño sobreviva a un diagnóstico de cáncer depende del país en el que viva: en los países de ingresos altos, más del 80% de los niños afectados de cáncer se curan, pero en muchos países de ingresos bajos o medianos se curan menos del 30% [2,3].

Esas menores tasas de supervivencia en los países de ingresos bajos o medianos pueden explicarse por un diagnóstico tardío, la incapacidad para efectuar un diagnóstico preciso, la falta de acceso a tratamientos, el abandono de las pautas terapéuticas, la muerte por toxicidad (efectos secundarios de la medicación) y recidivas evitables. La mejora del acceso a la atención oncológica infantil, en particular a tecnologías y fármacos esenciales, resulta muy rentable, es viable y puede mejorar las tasas de supervivencia en todo tipo de contextos [4].

Causas del cáncer en los niños
El cáncer afecta a personas de todas las edades y puede surgir en cualquier parte del cuerpo. Empieza con un cambio genético en una sola célula, que luego prolifera hasta dar lugar a una masa (o tumor) que invade otras partes del organismo y, en ausencia de tratamiento, va causando daños hasta provocar la muerte. A diferencia de lo que ocurre con el cáncer en los adultos, se desconocen las causas de la inmensa mayoría de los casos de cáncer infantil. Se han realizado muchos estudios para tratar de determinarlas, pero a esas edades hay muy pocos cánceres causados por factores ambientales o ligados al modo de vida. Las medidas de prevención del cáncer en los niños deben centrarse en los comportamientos que impedirán que más adelante, cuando sean adultos, sufran cánceres prevenibles.

Algunas infecciones crónicas, como las debidas al VIH, el virus de Epstein-Barr o al parásito del paludismo, constituyen factores de riesgo de cáncer infantil. Estos factores tienen especial relevancia en los países de ingresos bajos o medianos. Hay otras infecciones que pueden elevar la probabilidad de que los niños padezcan cáncer en la edad adulta, por lo que es importante vacunarlos (contra la hepatitis B para prevenir el cáncer hepático y contra el virus del papiloma humano para prevenir el cáncer cervicouterino) y aplicar otras medidas como la detección precoz o el tratamiento de infecciones crónicas que pueden desembocar en cáncer.

Según se desprende de los datos actuales, alrededor de un 10% de los niños que padecen cáncer tienen una predisposición de carácter genético [5]. Es necesario investigar más a fondo para conocer los factores que influyen en la aparición de cáncer en los niños.

Cómo mejorar el desenlace clínico de los cánceres infantiles
Dado que en general no es posible prevenir el cáncer en los niños, la estrategia más eficaz para reducir la carga de morbilidad y mejorar la evolución clínica es centrarse en un diagnóstico precoz y correcto, seguido de un tratamiento eficaz y científicamente contrastado que se acompañe de medidas de apoyo personalizado.

Diagnóstico precoz
Cuando el cáncer es detectado en una fase temprana, es más probable que responda a un tratamiento eficaz, lo que eleva la probabilidad de supervivencia, disminuye el sufrimiento y, a menudo, exige un tratamiento más económico y menos intensivo. Es posible mejorar considerablemente la vida de los niños con cáncer si la enfermedad se detecta pronto y se evitan retrasos en el tratamiento. Es fundamental establecer correctamente el diagnóstico, porque cada tipo de cáncer requiere una pauta terapéutica distinta que puede incluir cirugía, radioterapia y quimioterapia.

Un diagnóstico precoz tiene tres componentes [6]:

conocimiento de los síntomas por parte de las familias y los profesionales de la atención primaria de salud;
precisión y puntualidad en la evaluación clínica, el diagnóstico y la determinación del estadio de la enfermedad (es decir, la medida en que el cáncer está extendido);
inicio rápido del tratamiento.
El diagnóstico precoz es importante en todos los entornos y, en muchos casos, aumenta la supervivencia. Países de todos los niveles económicos han implantado con éxito programas para promover un diagnóstico precoz y correcto, a menudo mediante iniciativas de colaboración del gobierno con la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales y asociaciones de padres, con especial protagonismo de estas últimas. El cáncer infantil se acompaña de una serie de síntomas de alerta (como fiebre, cefalea intensa y persistente, dolores óseos o pérdida de peso) que pueden ser detectados por las familias y por profesionales de la atención primaria de salud debidamente formados [6].

En cambio, el cribado no suele ser de ayuda para detectar el cáncer en la niñez, si bien en ciertos casos, en poblaciones que presenten un riesgo elevado, es una posibilidad que cabe contemplar. Por ejemplo, algunos cánceres oculares infantiles pueden deberse a una mutación hereditaria, por lo que, si se detecta esa mutación o enfermedad en la familia de un niño con retinoblastoma, se puede ofrecer asesoramiento genético y hacer un seguimiento de todos los hermanos practicándoles desde muy pequeños exámenes oftálmicos periódicos. Las causas genéticas solo tienen importancia en una pequeña proporción de los casos de cáncer infantil. No hay pruebas sólidas que avalen la realización de programas de cribado dirigidos al conjunto de la población infantil.

Tratamiento
Es fundamental contar con un diagnóstico correcto para poder prescribir un tratamiento adecuado para el tipo de cáncer y su grado de extensión. Los tratamientos habituales son la quimioterapia, la cirugía y/o la radioterapia. Además, es preciso prestar especial atención a la continuidad del desarrollo físico y cognitivo del niño y a su estado nutricional, labor que exige la intervención de un equipo multidisciplinario específico. En el mundo hay un acceso desigual y poco equitativo a diagnósticos eficaces, medicamentos esenciales, pruebas de anatomía patológica, hemoderivados, radioterapia, tecnología y atención psicosocial y asistencia paliativa.

No obstante, la curación del cáncer infantil es posible en más del 80% de los casos, cuando el niño puede recibir atención oncológica. Como tratamiento farmacológico, por ejemplo, se suelen prescribir medicamentos genéricos de bajo costo que figuran en la Lista Modelo OMS de Medicamentos Pediátricos Esenciales. Cuando un niño acaba un tratamiento se le debe hacer un seguimiento permanente para detectar recidivas y posibles efectos tóxicos del tratamiento a largo plazo.

Cuidados paliativos
La asistencia paliativa alivia los síntomas provocados por el cáncer y mejora la calidad de vida de pacientes y familiares. Aunque no se consigue curar a todos los niños con cáncer, siempre se puede aliviar su sufrimiento. Los cuidados paliativos pediátricos, considerados un elemento básico de la atención integral, se ponen en marcha cuando se diagnostica la enfermedad y se dispensan siempre, independientemente de que el niño reciba o no un tratamiento con finalidad curativa.

Se pueden instituir programas de cuidados paliativos que se dispensen fuera de los centros de salud, también a domicilio, para proporcionar analgesia y prestar apoyo psicosocial a los pacientes y familiares. Hay que procurar suficiente morfina de administración oral y otros analgésicos para tratar los dolores oncológicos de moderados a intensos, que afectan a más del 80% de los enfermos de cáncer en fase terminal.

Respuesta de la OMS
La OMS, con apoyo del St. Jude Children's Research Hospital, puso en marcha en 2018 la Iniciativa Mundial contra el Cáncer Infantil, que ofrece a los gobiernos pautas y asistencia técnica para ayudarlos a establecer y mantener programas de calidad contra el cáncer infantil [4] y tiene por objetivo lograr para 2030 una tasa de supervivencia de, como mínimo, el 60% de los niños con cáncer, lo que supone prácticamente duplicar el porcentaje actual y salvar un millón más de vidas en los próximos diez años.

Para secundar la aplicación de la Iniciativa Mundial se han elaborado el marco CureAll («Curarlos a todos») y el paquete de recursos técnicos que lo acompaña. Este paquete ayuda a los gobiernos y demás partes interesadas a evaluar sus medios de acción disponibles, fijar prioridades, fundamentar las inversiones, elaborar protocolos terapéuticos científicamente contrastados y seguir de cerca los progresos realizados. Además, se ha creado un portal de internet por medio del cual los países y asociados pueden compartir información y conocimientos técnicos. 

En diciembre de 2021, la OMS y el St Jude Children’s Research Hospital pusieron en marcha la Plataforma Mundial por el Acceso a Medicamentos contra el Cáncer Infantil, primera iniciativa de este tipo, que sirve para procurar un suministro ininterrumpido de medicamentos contra el cáncer infantil de calidad garantizada, acompañado de la prestación de un apoyo integral que va de la selección a la administración de los medicamentos con arreglo a las mejores normas posibles de atención.

La OMS y el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) colaboran con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y otros asociados y organizaciones de las Naciones Unidas para:

lograr un mayor compromiso político con la lucha contra el cáncer infantil;
respaldar a los gobiernos en la creación de centros oncológicos y sucursales regionales de gran calidad que garanticen diagnósticos precoces y precisos y tratamientos eficaces;
elaborar normas y herramientas que ayuden a planificar y poner en práctica intervenciones de diagnóstico precoz, tratamiento, cuidados paliativos y atención de los supervivientes;
mejorar el acceso a medicamentos y tecnologías esenciales;
ayudar a los gobiernos para que las familias de niños con cáncer no sufran dificultades económicas ni aislamiento social como consecuencia de la atención oncológica.
La Iniciativa Mundial contra el Cáncer Infantil se enmarca en la aplicación de la resolución WHA70.12 de la Asamblea Mundial de la Salud (Prevención y control del cáncer en el contexto de un enfoque integrado), centrada en la reducción de la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles y en el logro de la cobertura sanitaria universal.